Los Incas: Organización política, económica y social
El imperio de los Incas fue desde el punto de vista político, una monarquía absolutista y teocratica. El poder estaba centralizado en el Inca a quien se le consideraba de origen divino. El derecho de gobernar se tenia por herencia. El esquema de la organización política disponía de un elemento importante de unificación mediante la lengua oficial del Tahuantinsuyo, el quechua (Runa Simi). Los incas enviaban a profesores que enseñaban y vigilaban la practica del quechua. Otro elemento de unificación fue la religión, que era obligatoria en todos los pueblos con el culto al dios Sol, sin que se les impidiera adorar a sus propios dioses

En la cima de la organización social y política estaba el Inca, gobernante por derecho divino, junto a su familia, ocupaba el lugar más alto en la Sociedad, podían tener muchas esposas, pero para mantener la pureza de sangre, debía casarse con su hermana. Ella era la esposa principal o Coya y entre sus hijos se elegía el heredero (El Auqui ) el que era entrenado en las labores de gobierno acompañando al soberano en las diferentes jornadas de administración pública y algunas veces tomaba determinaciones en el co-reinado, de esta manera era preparado para asumir el gobierno de su padre. El Inca era asistido en su gobierno por selectos integrantes de la aristocracia llamados “orejones”, y por funcionarios y sacerdotes pertenecientes a la noble.


En la cima de la organización social y política estaba el Inca, gobernante por derecho divino, junto a su familia, ocupaba el lugar más alto en la Sociedad, podían tener muchas esposas, pero para mantener la pureza de sangre, debía casarse con su hermana. Ella era la esposa principal o Coya y entre sus hijos se elegía el heredero (El Auqui ) el que era entrenado en las labores de gobierno acompañando al soberano en las diferentes jornadas de administración pública y algunas veces tomaba determinaciones en el co-reinado, de esta manera era preparado para asumir el gobierno de su padre. El Inca era asistido en su gobierno por selectos integrantes de la aristocracia llamados “orejones”, y por funcionarios y sacerdotes pertenecientes a la noble.

LA GANADERÍA
La base de la economía inca era la agricultura. Obtenían gran variedad de cultivos y criaban diversas especies de ganado. Pero lo más interesante es el sistema de producción, que les permitió aprovechar los distintos ambientes que había en las tierras que ocupaban tanto en la costa, sierra y selva.
LOS CULTIVOS
El principal producto que cultivaron era la papa, la mashua, el olluco, la oca y el maíz, que otorgaba prestigio a nivel ceremonial y religioso. Además, el frejol y el camote.
LA AGRICULTURA
Los incas desarrollaron diversas técnicas y herramientas de cultivo, que se adecuaban a las condiciones naturales. Predominó el trabajo comunitario.
La agricultura inca constituye el conjunto de técnicas y saberes utilizados en el territorio del Tahuantinsuyo por los pobladores del Imperio Inca para cultivar la tierra. Al desarrollarse en los Andes una sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron aprovechar al máximo el suelo, venciendo las adversidades que les ofrecía el accidentado terreno andino y las inclemencias del clima. La adaptación de técnicas agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas partes, permitió a los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a otras regiones. Los logros tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se encontraba a disposición del inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio. El desarrollo agrícola inca y las técnicas usadas fueron tan efectivas que muchos expertos consideran que si se reutilizaran hoy en día se solucionarían los problemas de nutrición de la gente de los Andes por muchas décadas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el aumento de población durante más de cinco siglos y, sobre todo, la transformación de las técnicas agrícolas y la expansión de la tierra agrícola a zonas menos pobladas y llanas, pero más aptas, invalidarían por sí solas la especulación con el uso de técnicas ya obsoletas. No pasa en balde un tiempo tan largo y pensar en volver a las técnicas del pasado no deja de ser una idea romántica pero totalmente impracticable. El abandono de las tierras agrícolas de Machu Pichu, aún en la época indígena, serían la mejor prueba de que la adaptación de la agricultura a técnicas anticuadas no resulta factible ahora.

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